MEMORIA HISTORICA PARA SALVAR A MEXICO

CRÓNICAS AUSENTES

 

LENIN TORRES ANTONIO

Hay muy pocos secretos o verdades que no se desvelen tarde que temprano, como lo que ocurrió en el año 2006, en las elecciones presidenciales donde salió ungido Felipe Calderón Hinojosa, mejor conocido en bajo mundo de la decadente clase política como “Felipillo el generalísimo”, elecciones fraudulentas, que más tarde, incluso un contendiente, Roberto Madrazo Pintado dio fe: “reconoció a través de un programa radiofónico que en sus actas, el entonces candidato del PRD y hoy presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se encontraba arriba en los resultados y no el ex presidente de México, Felipe Calderón. En entrevista con el periodista Emmanuel Sibilla, Madrazo Pintado aseguró que él no entregó las actas donde se demostraba el triunfo de López Obrador (porque nadie me las pidió) y aseguró (que el costo político de darlas a conocer hubiese dinamitado la vida democrática del Instituto Federal Electoral, del sistema político y la vida democrática del país)[1], confesión que demuestra como la vida institucional y la democracia estaban secuestradas por una clase política que se relevaba el poder a conveniencia, y lejos de la consciencia del bienestar común de los mexicanos.

Después de la revolución mexicana la vida institucional de México y su funcionalidad quedó atrapada por los humores, y por lo privado, restituir la normalidad de la funcionalidad institucional del Estado mexicano es la titánica labor que se echó al hombro el presidente Andrés Manuel López Obrador, y el reto que tenemos para darle certeza de futuro y viabilidad a la vida social de los mexicanos; el voltear para atrás, como muchos añoran, no es una opción, porque lo que queda del sistema de partidos en la oposición son restos de prácticas del pasado que tanto dañaron a México, y que hicieron añico el lazo social, la fortaleza democrática, y la capacidad del estado para ser el único facultado para ejercer la violencia en un marco institucional y de derecho.

El presente claro que aún luce oscuro y sombrío, da miedo y terror dejar que el principio de realidad nos escupas a la cara lo real que nos deja mudos y petrificados, y si logramos decir algo, son improperios sin racionalidad, producto de situaciones límites que no admiten retóricas, ni palmadas en el hombro, que nos hace perder la memoria y enceguecen el sentido común, al no darnos cuenta que los culpables fueron otros, que incluso mutaron su piel y se asoman ahora “democráticos”, moralinos, y “responsables”, incluso, “revolucionarios”, cuando en su tiempo de ejercer el poder público no hicieron nada para detener el proceso de degeneración y decadencia de nuestra instituciones públicas, del estado mexicano, la democracia y el sistema de partidos.

El reto es mayúsculo, y la pregunta es cómo restituir la funcionalidad institucional y recupera la fortaleza de un Estado que puede responder a los graves problemas de pobreza, marginación y violencia que vive México, sin la corresponsabilidad, sin un sistema de partidos sano, sin una ciudadanía con memoria histórica, con una oposición sin escrúpulos y al acecho, sin una nueva-vieja clase política preparada y eficiente que pueda ayudar realmente el esfuerzo que viene haciendo el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador por recuperar la funcionalidad institucional del Estado Mexicano.

Ejercí y defendí un voto diferenciado, para que salieran las mejores mujeres y hombres para gobernar y responder al estado de emergencia que viene viviendo nuestra patria, y estoy convencido que el peso de una transformación profunda de la vida pública de México no puede caer en los hombros de un solo hombre, porque la responsabilidad es de todos, hombres, mujeres, jóvenes, campesinos, obreros, intelectuales, ancianos, partidos políticos, la iglesia, en fin, de todos los mexicanos y mexicanas, de forma individual y colectiva; que estos tiempos no permitían individualismos, porque son tiempos de todos.

Como muchos mexicanos vote por AMLO, y he estado de acuerdo que él debe encabezar esa urgente transformación de México.

Hace un tiempo le hicieron una entrevista a AMLO, y fue mi parteaguas para darme cuenta que es un buen hombre, y un mexicano consciente de su papel histórico que le toca vivir. Haciendo referencia al fraude de 2006, señaló que, aunque le asistía la razón y podría haber convocado a manifestaciones y protestas para defender su triunfo, él estaba consciente que esto podría traer consecuencias graves, y que muchos mexicanos podrían haber sido afectados, y que ni un solo muerto o el sacrificio de un militante o simpatizante de su movimiento se justificaba para buscar el poder público, que por eso prefirió la vía pacífica, y que el tiempo le dio la razón.

Por esa coherencia democrática y ética merece estar ahí encabezando la lucha por un destino más justo, próspero y seguro para los mexicanos.

Se dice que no se puede ganar sin perder, que la única vía para construir nuevas vidas sociales es con sacrificios individuales e incorporando las diferencias sin anularlas, por lo que la salida a la grave crisis institucional y política que aún vive México demanda dejar los humores, tener memoria histórica, salud mental, y recuperar el sentimiento y el trabajo comunitario que hace mucho dejamos de ejercer; y entendamos que la política es el arte de hacer posible el bien común.

Queda aún tiempos para invertir la pirámide del poder, hacer política desde lo local (comunidad), y dejar de creer en el hombre universal.

Hagamos posible la revolución de los espíritus y los caídos.

Mayo de 2019

[1] https://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/10/03/revive-madrazo-polemica-sobre-fraude-en-elecciones-de-2006-6509.html