Acontecer político veracruzano

CAMALEÓN

Acontecer político veracruzano

El acontecer político de Veracruz, como el de todo México, es dinámico e impredecible, por cuanto a que está en juego el futuro del país por el proceso de instalación de un nuevo régimen y lleva implícito un proyecto de nación diferente, voluntad y fortaleza políticas las hay, que logren su cometido depende del fondo y de las formas para conseguirlo, pues a una acción sobreviene una reacción, todo se encuentra en permanente movimiento, desde las cúpulas gobernante, empresarial, eclesiástica y sindicalista, hasta el novicio político que arranca su carrera. Es notorio que, en contraste con el pasado, ahora quien no se mueve no sale en la anhelada foto inherente al poder. Es tanta la diferencia entre antaño y hogaño que incluso destacados periodistas, abiertamente o de manera soterrada, obligados por las circunstancias abonan la actividad política sin descuidar la esencia de su interlocución social. Se vale.

El presidente López Obrador ha impuesto la agenda pública a partir de su triunfo electoral, lleva ya diez meses en esa tarea cubriendo, cinco de ellos en el sitial de presidente, durante ese periodo, picota en mano para demoler el viejo régimen, ha aprovechado para exhibir las lacras del pasado, colocó a la lucha contra la corrupción como la panacea para resolver los problemas nacionales, ha sido exponencial su embate contra el neoliberalismo, ha embestido a los organismos autónomos, ha anunciado sus proyectos prioritarios, preparando la estrategia adecuada para conseguir mando militar para la Guardia Nacional, y lograr la aprobación de la revocación de mandato. Han sido diez meses de intensa brega mediática, cinco de mañaneras hebdomadarias en las cuales insiste que México ya cambió, aunque en realidad pareciera que brincamos para caer en el mismo lugar, porque aún no avanzamos y no pasa inadvertido el desvanecimiento del discurso sobre el crecimiento económico en 4 por ciento. Poco tiempo se dice y es verdad, sin embargo, en el escenario que se va construyendo nada proporciona elementos para el optimismo.

Quienes loan al presidente, con apología acrítica acentúan que los resultados tardarán pues difícil “limpiar en tan corto tiempo el cochinero que dejaron”, y como preámbulo a la justificación por no alcanzar lo ofrecido se esgrime: “Dejaron un país en quiebra”. Los mexicanos queremos salir del bache, pero el pesimismo deviene por la forma de caminar para salir adelante; la confianza y la desesperanza que otorgaron el crédito pudieran disiparse más pronto de lo esperado, y el desgaste originado por el ejercicio del poder adviene con inusitada rapidez.

No hay democracia sin partido político, esa condición les da categoría de imprescindibles. Ese es el centro de gravedad de las fuerzas políticas opuestas a Morena, aunque permanecen atolondradas después de la incuestionable derrota electoral de julio pasado, la pregunta reside en si podrán reaccionar a tiempo para ser opción competitiva en el proceso electoral de 2021, y cuál será la estrategia que adoptarán en esa competencia cuando está visto que juntos potencian su capacidad de convocatoria, y separados la dispersan.

Aún no sabemos cuántos nuevos partidos se incorporarán al esquema político de México, tampoco cuál camino escogerán, si aliarse con Morena o hacerle oposición al gobierno, pero de una u otra manera incidirán en el proceso electoral de 2021. Según encuesta de El Financiero, la fotografía de hoy refleja una marcada aceptación hacia Morena, con 44% de preferencias electorales, y López Obrador goza de un 80% de aprobación. La estructura política de Morena se compone de cinco gubernaturas y 19 congresos locales, y este año podría sumar a su haber Baja California y Puebla, ante ese escenario ¿cuál será la mejor estrategia del PRI, PAN, PRD y MC? Los tres últimos ya caminan juntos y si otra cosa no sucede quizás establezcan alianza en 2021 cuando se renovará la Cámara federal de diputados, y se elegirá 13 gobernadores donde actualmente gobiernan el PRI o el PAN. La incógnita es el PRI, porque solo no va a ninguna parte y menguaría aún más, le queda la opción de coaligarse con los otros tres como recurso de sobrevivencia.

Fuerte protagonismo juegan las circunstancias, como lo vemos en Veracruz donde se discute en tribunales la elección del dirigente panista estatal, y en el PRI se renueva su dirigencia. Interesante porque una de las planillas perfila como de inspiración panista y lleva el propósito de facilitar una alianza PRI-PAN-PRD en 2021, con vistas al 2024. Dentro de dos años, habrán subido a la arena política nuevos partidos locales, cuyos promotores buscarán la vía plurinominal para reincorporarse al presupuesto público, su pragmatismo los ubicará con quien mejor les convenga.

El escenario veracruzano está circunstanciado por el parco estilo de gobernar de Cuitláhuac García, mucho de lo que haga o deje de hacer irrigará el terreno electoral. Será la brújula a seguir por los partidos de oposición. En el caso del PRI, su devenir inmediato da la impresión de estar llegando a su fin; no obstante, “los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”, decía José Zorrilla en Don Juan Tenorio. Pero, ¿dónde está el guía priista capaz de reactivar al PRI? Porque, quien lo pude conducir por nuevo rumbo, José Yunes Zorrilla, anda en dinámico cabildeo con grupos representativos de la sociedad veracruzana, y mantiene prudente distancia del actual proceso electivo priista. Bien harían los de este partido en cultivarlo porque el PRI requiere de nueva imagen, una vez que, en su travesía por el proceloso mar de la política, ahora que anda cual barco a la deriva muchos de sus beneficiarios han decidido abandonarlo

Todo ocurre en un país con gobierno que impulsa el cambio de régimen, con un líder al cual se secunda aprovechando la mayoría en las cámaras legisladoras para diseñar el marco normativo que  sustentará al nuevo régimen, pero con equipo de gobierno que no lo acompaña ni en lo federal ni en el entramado de las entidades federativas, allí se advierten mejor las dimensiones del elefante que se mueve con lentitud del que habla AMLO, que lastra al dinamismo presidencial, no lo acompaña a su ritmo y, como en el deporte, el tiempo empezará a ser factor. No por nada alguien bosquejó aquello del “tiempo y las circunstancias”, con ¡cuánta razón!

alfredobielmav@hotmail.com

13- abril-2021