Del “sí se pudo” al “me canso ganso”

CAMALEÓN

Del “sí se pudo” al “me canso ganso”

Buena parte de la población mexicana vive hoy en día una euforia de esperanza, de ansiedad por alcanzar un México diferente en donde no haya pobreza y sí oportunidad para todos, es el México desconocido por los más, nada menos que los más pobres de este país. De entre ellos salieron los 30 millones de votos a favor de Andrés Manuel López Obrador para hacerlo presidente de este país, quien, eso esperan, nos llevará al progreso hasta ahora desconocido, lo cual lleva implícitas mejores condiciones de vida. Son quienes ante la impertérrita permanencia de los políticos de siempre en el poder gritaban en la plaza pública el “sí se puede”, transfigurado ya en el “sí se pudo” y en el ya reverenciado “me canso ganso”.

Han sido décadas de luchas callejeras, de frustrados intentos electorales, de búsqueda del poder por diversos caminos sin que ninguna rendija electoral se abriera para a través de ellas acceder al máximo sitial del poder en este país. Finalmente se logró por la vía pacífica del voto propicio. Todo ese largo trasiego se resume en el discurso del presidente López Obrador ante el Congreso de la Unión y en el reciclado frente a la multitud del “sí se pudo” en el zócalo capitalino, todo festivo, todo para celebrar, hay motivos para hacerlo porque finalmente ya se está en el poder. Acaso una semana más de buena oratoria, de discurso al modo popular, antes de enfrentarse a la realidad, una realidad a la cual se podría calificar de fifí, de reaccionaria, de conservadora, porque no parece a modo y sin obstáculos para iniciar la Cuarta Transformación.

Pero, ¿cómo decirle al entusiasmo de la gente que los beneficios no serán inmediatos? ¿Cómo recordarles, porque no lo saben, que la independencia no se logró con el grito de dolores, ni la Reforma duró seis años y que la Revolución iniciada por Madero realmente se concretó sin él y acaso, de haber vivido, en contra suya?  He allí un dilema real. Porque no bajará de inmediato el costo de las gasolinas y muy difícilmente las tarifas eléctricas, tampoco lo del aeropuerto está resuelto ni lo del tren maya es de inmediato, ya hay problemas con la reducción del IVA en la franja fronteriza del norte porque implica miles de millones de dólares menos en el presupuesto, cuando precisamente se requieren para construir la refinería en Tabasco.

Pero históricamente está comprobado que ninguna de las tres anteriores transformaciones fue fácil, no es el caso actual, pero costaron cientos de vidas, causaron en lo inmediato más pobreza y se ocasionaron serios disturbios rurales y urbanos. Da ternura observar a quienes escuchan con devoción a López Obrador, cuando éste habla de mejoras sustanciales en el campo y en las ciudades, de las pensiones para adultos, de becas para los jóvenes, de creación de miles de empleos, de atención universal de la salud, de hospitales con suficiente abasto de medicinas y atención médica inmediata, cómo juntan las palmas de la mano antes de aplaudir con intensa fruición el pasaje retórico que los entusiasma y levanta su ánimo. Es balsámico ese discurso, alivia tensiones, alienta esperanzas, porque, y sin retórica, esta es lo último que en el hombre muere.

Atrás quedó el “sí se puede” de los cansinos mítines, ya estamos en el umbral de la esperanza, ahora son los tiempos del “me canso ganso” que lo lograremos, ¿cómo? Nosotros no lo sabemos, pero el nuevo tlatoani sí, para eso luchó y ya lo pusimos allí, no nos fallará, no tiene derecho a fallarnos. Aunque la sibila acota ¡hombres de poca fe! Porque a todos conviene que al presidente le vaya bien, ojalá así sea.

Pero la realidad, ¡qué terca es! pues en una de las 32 aldeas del país por rendijas legaloides escapan ratones que estaban a buen resguardo asestando un duro golpe a la lucha anticorrupción, porque no solo se escabullen, sino claman inocencia, y en una de esas exigen de la autoridad el “usted perdone”, aunque quizás prefieran el camino de Villadiego y desaparecen del mapa. Y mientras, en el llano, nos quedamos nomas milando.

alfredobielmav@hotmail.com

5- diciembre- 2018