LLANTOS Y SILBIDOS A LA MEDIA NOCHE EN EL PANTEÓN DE OLUTA. / Jaime E. Flores Cornelio

LLANTOS Y SILBIDOS A LA MEDIA NOCHE EN EL PANTEÓN DE OLUTA.

*Los relatos del panteonero Gabino Cruz González.

Desde tiempos inmemoriales el pueblo mexicano ríe, se divierte y hasta convive de cerca con la muerte mofándose de ella con sus caracterizaciones en los días escogidos para la celebración de los fieles difuntos en el mes de noviembre.

Pero ya en la soledad,  los mensajes y los fenómenos paranormales que se manifiestan sobre todo  a la media noche hacen temblar hasta al más pintado. Más aún,  si se dan en  el interior de un camposanto.

Ante  la ya próxima celebración del Día de los Fieles Difuntos me di a la tarea de localizar al panteonero de Villa Oluta, Gabino Cruz González  para que me platicara de sus experiencias que ha vivido en este recinto mortuorio.

Serian como las 8.30 de la noche del día viernes 26 del presente cuando me apersoné en el Panteón Municipal de esta Villa, lógicamente que imperaba la soledad y el silencio en este lugar. Me encontré cerca de allí en la entrada  a una mujer y de inmediato le pregunte por el panteonero y me contestó que aún no salía de allí. Que andaba  hasta la parte de atrás. Y me hizo la invitación “Si gusta pásele, allá hasta el fondo lo va encontrar con su lámpara”. Por supuesto que  rápidamente le   di las gracias y le comenté “Aquí lo espero afuerita”. “No tengo prisa”.

Les confieso que no tuve el valor de entrar a esa hora en la que ya reinaba la oscuridad. Por experiencias paranormales  propias que  viví  en mi época estudiantil en una casona antigua en la que habitaba en Xalapa, se lo que significan estos fenómenos. Y como decía mi abuela; “Machete estate en tu vaina”. O “El que no quiera ver visiones que no salga de noche”.

Con este pretexto me acomodé  en uno de los negocitos que circundan el panteón y con una cerveza fría  enfrente de mi – más bien fueron dos-  me dispuse a esperar la salida de esta persona. Como un tigre que acecha a su presa. Y  Lo que son las cosas. Le comenté al gay que atiende el negocio en comento “Oye están muy buenas las cervezas”. “Bien muertas”. A lo que aquel me contestó “Hay Licenciado, pues estamos en el panteón”. Y le respondí “Tienes razón”.

Al chico rato salió el panteonero. Lo abordé y después de los saludos de rigor le expliqué el motivo de mi visita y le comencé a preguntar.

¿En todo este tiempo que tienes de trabajar en el camposanto, ha habido algo fuera de lo normal que te haya causado inquietud o algún temor Gabino?

“Mira en el horario de 1  a 3  de la tarde, es un lapso  de mucho calor, de mucha pesadez   o de lluvia en ocasiones, y es muy raro que alguien visite  el panteón a esa hora.  Impera la soledad y el silencio, uno de estos días escuche claramente que  me silbaban y no había nadie. En una ocasión que limpiaba debajo de los almendros en el sector del barrio tercero,   me gritaron “hey”, y no había ningún alma cerca de aquí”. “al caminar cerca de 10  metros me volvieron a silbar como en dos ocasiones, voltee y no había nadie”.  “Y pos si uno se chivea, no está uno acostumbrado a este tipo de fenómenos paranormales”.

“La ultima vivencia fue hace muy poco. Cuando preparábamos la sepultura del abuelito de la Alcaldesa, de  don Ricardo Prieto Parra, que en paz descanse.  En el sector del barrio cuarto. Se comenzó a escarbar ya muy tarde como a las 7 de la noche y terminamos como a las 10. 30 ,  estuvieron aquí el que era su albañil de confianza yo solo lo conozco  como el sobrenombre de  “La Changa” y su ayudante, quienes se fueron ya muy tarde cerca de las 11 de la noche y yo vine a cerrar a esa hora, la puerta de atrás,   ellos  agarraron sus motos y se fueron y al quedarme solo  ya de regreso a la salida principal  escuché a un niño llorar debajo de un almendro, cerca de esa  puerta, por el sector del barrio cuarto, por  donde habían salido los albañiles y yo volteo ya que  siempre traigo  mi lámpara y alumbré hacia la oscuridad   y no había nadie . posteriormente caminé  unos 10 0 15 metros cerca del sector del barrio segundo, ya llegando a la mitad de la salida del panteón,  cerca de un pomelo se escuchó más fuerte el llanto del niño, y la verdad  que ya no aguanté la presión, me recorrió un escalofrió por todo mi cuerpo y salí corriendo porque no estaba acostumbrado a una cosa así, llegue al portón principal y antes de abrirlo  escuche un  silbido  dentro del baño  y la puerta de ahí  estaba abierta y se entrecerró y rechino la puerta del baño  que está cerca del tanque de agua.  Salí  del  panteón con mi cuerpo temblando  por el miedo”.

¿Alguna otra situación que te haya calado, que te haya provocado temor Gabino?

“Me tocó algo parecido con una familia.  Hay veces que hay que limpiar las tumbas  para una reapertura de alguna cripta familiar, recoger  los huesitos y echarlos en una bolsa, y todavía quedan pocos restos, pero quedan. Al recoger su zarape y los restos de las ropas del difunto o de la difunta que tú no conociste, sientes esa pesadez. Ese escalofrió en tu cuerpo. Al momento solo sientes eso, no se refleja al momento.  El problema es en la madrugada. No puede uno dormir bien. Empiezas a soñar con el difunto que uno no conoce. Me tocó sufrí pesadillas como 4 o 5 veces. Soñar con una figura negra sin rostro, que me jalaba los pies debajo de la cama, hacia adentro de la tierra”.” Esto se presentaba como a las 4 o 5 de la mañana y luego se tiene uno que levantar temprano y pues ya no duerme  uno bien”.

¿En eso casos has buscado alguna ayuda profesional o espiritual has visitado algún curandero o  algo así?

“No  solamente, le comenté  a mi señor padre que yo respeto y quiero mucho don  Leonardo Cruz Santiago, y me dio un consejo, le platiqué   estoy sufriendo pesadillas y no puedo dormir y él me recomendó  vete  a la iglesia, ve   al Santísimo, el solamente te puede ayudar, rézale  un Padre Nuestro, encomiéndate a él, pídele que te cuide. Que te cubra con su sagrado manto, con su preciosa sangre “

“Lo hice y jamás hasta hoy he vuelto a sentir esa pesadez, esas pesadillas por ayudar a trabajar  en alguna sepultura.  Ya no he escuchado  ni llantos de niño, ni silbidos, perdí ese miedo, ahora me persigno, me encomiendo a Dios y con esa confianza entro y salgo del panteón a cualquier hora y me siento contento con mi trabajo”.

“le agradezco a Dios por que recuperé la alegría  de vivir, le agradezco a la contadora María Luisa Prieto Duncan que me da la oportunidad de servir al pueblo desde este modesto trabajo que es también de servicio al pueblo,  a la comunidad”.

*Jaime E. Flores Cornelio: Premio Estatal de Periodismo.

Autor del libro : Acayucan de Mis Recuerdos.