“Javier Duarte tuvo suerte”, me dicen. 

Al respecto…

Por Alejandro Aguirre Guerrero 

 

“Javier Duarte tuvo suerte”, me dicen.

 

¿Y entonces hay opciones de que Javier Duarte quede libre pronto?, pregunté a la persona de traje gris poco antes de dar un sorbo a mi café. “Hay muchas posibilidades, la PGR no halló las pruebas idóneas para sostener las acusaciones de lavado de dinero y delincuencia organizada; es más, en una de ésas, por pura ironía política, lo sueltan antes de que entre AMLO a la Presidencia y Miguel Yunes deje la Gubernatura, ¿te imaginas eso?”, me respondió.

“Mira, en realidad veo pocas opciones de que Duarte deje la cárcel antes de que AMLO llegue al poder, pero tampoco meto las manos al fuego porque eso no ocurra; lo que observo bastante factible es que el ex gobernador de tu estado sea dejado en libertad en el 2019”, me dijo, mientras me mostraba unos oficios.

“Lo que no nos gustaría es que lo soltaran antes de que AMLO tome la Presidencia, pues dirán lo mismo que con la maestra Gordillo, que la dejamos libre como pago por su supuesto apoyo a la campaña de López Obrador, y ahí cada uno tiene su propia opinión”. ¿Y no fue así?, pregunté. “Yo puedo decirte que no, pero es válido pensar lo contrario, por la forma en que se dieron las cosas”.

“Javier Duarte sabe que en este momento lo mejor que puede hacer es sentarse y esperar, tiene abogados hábiles, y para su suerte, lo agarraron cuando arrancaba la parte final del sexenio de Peña Nieto; no le pasó como a Elba Esther, que se aventó casi 5 años y medio entre las rejas y los hospitales”, me sostuvo.

Se dice que con la llegada de AMLO a la Presidencia y la de Cuitláhuac García a Veracruz, Javier Duarte y sus ex funcionarios tienen el camino más aterciopelado, ¿es cierto? – me adelanté a preguntar-.

“Nosotros no tenemos la culpa si en la PGR o en tu estado no armaron bien los expedientes; los que deban salir para llevar su juicio en libertad, lo harán; nosotros no tendríamos por qué continuar con una presunta venganza, o bien, buscando el modo de que una medida cautelar sea a fuerza la cárcel, cuando nadie ha sido declarado culpable y tienen presunción de inocencia, o cuando incluso la autoridad tiene herramientas para evitar una fuga”.

“Mira, para que Elba Esther saliera tuvo que dar su visto bueno el Presidente; si Javier Duarte sale antes de que entre AMLO es porque también hubo palomeada de Peña Nieto; te lo dejo claro a ti, porque si así ocurre, no nos vayan a querer cargar ese muertito”, me dijo, y de un tajo se acabó su café. Creo que “tragó gordo”, se le estaba indigestando el tema.

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