Fuerzas Políticas

CAMALEÓN

Fuerzas Políticas

Sumergidos en un dramático conflicto existencial, partidos políticos como el de la Revolución Democrática, el Verde Ecologista y Movimiento Ciudadano aguardan al desenlace del actual proceso electoral al cual va uncido su destino inmediato, para saber si pierden su registro o permanecen en la nómina pública como organizaciones de coyuntura, urgidas de aliarse a otras siglas para conservarse en el juego político. El drama del PRD es mayor por cuanto ha devenido en simple entelequia en manos de izquierdistas aburguesados ávidos de poder y de canonjías, después de haber sido la esperanza de la izquierda mexicana para acceder al poder y convertir en realidad su ideología política. Ahora, abandonado por sus fundadores y guías “morales” el PRD otea un futuro incierto.

Pero no solo sus fundadores emigraron, también partió el grueso de su militancia siguiendo a un mesías que según la apreciación pública estaría a punto de ganar la presidencia de México. De allí la interrogante: Si López Obrador logra el triunfo electoral ¿gobernará la izquierda en México? Ese cuestionamiento despierta el interés de muchos mexicanos, pues el Movimiento creado por AMLO conjuga expresiones políticas de toda índole, allí se congrega gente llegada de toda la geometría política del país, desde el típico antisistema hasta el político saltarín proveniente del centro, de la izquierda y de la derecha, estilo mexicano.

¿Cuáles son los factores que alimentan la vorágine que atrae hacia sí el discurso de AMLO? Son factores sociales y económicos: Se condensan en el caldo de cultivo formado por un gran sector de población que vive en condiciones de pobreza, y un sector de composición heterogénea angustiado por la pérdida de sus seres queridos debido al virtual estado de guerra que se vive México. De allí emerge la inconformidad, la deseperanza y el enojo ciudadano, de características sicológicas, sociales y económicas proclives al discurso de López Obrador. Para darle marco a esa convocatoria se requería de una organización política y Andrés Manuel López Obrador la consiguió convirtiendo su Movimiento en partido político para jugar con las reglas del juego del Sistema Político Mexicano. Pero para superar al establishment se requiere algo más que la convocatoria mesiánica de un solo hombre, que las condiciones objetivas lo permitan y se ordenen otros elementos afines a su cometido.

Es insondable el destino del hombre, por esa circunstancia la sabiduría popular formula el dicho: “nunca digas de esta agua no beberé”, o el otro: “más pronto cae un hablador que un cojo”. ¿Quién se habría imaginado a Germán Martínez, a Gabriela Cuevas o Manuel Espino promulgando las mismas tesis de Andrés Manuel López Obrador, quien antaño para ellos era “el peligro de México” y ahora es “el salvador de la patria”? ¿Tanto ha cambiado el país para que ex priistas, ex panistas y ex perredistas se afilien con quien antes apostrofaban? Debe haber algo más de fondo en esas actitudes, porque aparte de buscar pragmáticamente lo que en otros espacios no encontraron, aprovechan el arrastre popular de AMLO para tomar el poder, es decir, finalmente el Peje acabaría convirtiéndose en el instrumento de intereses ocultos, o sea en el ariete tras del cual irrumpirá en México un nuevo grupo de poder con máscara polifacética. Esta es una hipótesis cuya comprobación queda sujeta a los acontecimientos venideros e incluye saber si los intereses de México están insertos en sus propósitos.

En esa tesitura se produce el relevo del dirigente nacional del PRI, acción reactiva, desfasada respecto de su realidad pues debió implementarse tiempo atrás porque la crisis priista impacta severamente la campaña de su candidato a la presidencia de la república, quien carga culpas ajenas; pero a pesar de ese enorme fardo a cuestas en el PRI desatendieron su complicado escenario. En la reacción olvidaron experiencias históricas, pues para reavivar el impulso priista en las actuales circunstancias se requiere de un líder, no un simple dirigente, si atinaron con Juárez Cisneros pronto lo sabremos. El cambio era necesario, porque un simple dirigente solo empuja mientras que el líder jala; el líder arrastra y convence, el dirigente se rige por el librito; aquel señala rumbos, este espera consignas. ¿En Veracruz Américo muestra características de dirigente o del líder que se requiere?

Y ya ubicados en la aldea jarocha, ahora se difunde una encuesta que revela un “repunte” del candidato priista, José Yunes Zorrilla, respecto de sus contrincantes, pero todos sabemos del manejo de esas “consultas de opinión”, porque en realidad el dato solo revelaría una realidad subyacente, es decir, el candidato del PRI nunca ha ido a la zaga donde lo quieren ubicar aprovechando las difíciles circunstancias por las que atraviesa el PRI, sino que guarda un capital político acumulado durante años de continuo trasiego por el solar veracruzano y eso proporciona ventaja. No se requiere de sabiduría política para percatarse de la utilidad de las encuestas para la toma de decisiones, tampoco de aguda sagacidad para advertir que se han convertido en formula estratégica para confundir al adversario y al electorado.

Y mientras Cuitláhuac confía en “el efecto” lopezobradorista que lo catapulte al palacio de gobierno de Xalapa, Miguel Ángel Yunes Márquez prosigue en la implementación de estrategias diseñadas, procesadas e implementadas a partir de 2017, que incluye la sinergia de liderazgos regionales y municipales. Tal es el panorama electoral veracruzano, en donde hasta ahora nada hay para nadie. ¿Qué no puede ocurrir de aquí al 1 de julio?

alfredobielmav@hotmail.com

12-mayo-2018