TRISTE ORFANDAD DE LIDERES / Joel Vargas

                                                                                                                 Joel Vargas.

Desde siempre ha existido la fatal confusión de llamar líder a los que no lo son. El concepto líder posee una connotación importante. No cualquier mundano ignorante es líder sólo por tener conculcado un cargo, obtenido por represión o por cooptación. No es lo mismo ser gerente, administrador o resguardador de bienes colectivos. Un gerente nunca será líder, será un buen conductor de intereses económicos, pero su voz y su presencia marcarán ceros en la dinámica de la comunicación de masas. Los gerentes y los administradores no disponen de vocación prosística, no conocen la sintaxis y menos pueden manejar la oralidad discursiva. Son torpes, pero son atrevidos y aprovechados. Imposible olvidar el lapsus pendejón de Felipe Calderón: “haiga sido como haiga sido”.

 

Con un desconcierto inaudito se le llama líder campesino al individuo que carece de voz convincente en el manejo de los asuntos del campo, sólo porque dispone de un “hueso” explotado en la estructura de su organización. Este no es líder, es un tramitador burocrático. Los líderes petroleros no son tales, son mercenarios lapientos incrustados en la riqueza económica de los sindicalizados. El mismo líder sindical de los petroleros que se inició como carretillero hasta la cumbre, no es líder. No dispone de expresión de ninguna clase. Es un ladrón aristocratizado por el poder.

México está huérfano de líderes. Los llamados líderes burócratos son “gatos de angora” del gobierno. Los ubican en los cargos de mando por sumisos, permitiéndoles que roben lo que quieran. No generan ideas para romper rutinas. No conciben proyectos de superación y caen fácilmente en la vulgaridad rapiñante propia de los caciques, que creen que la gente los ama. Estos burócratas viven bajo la férula de los de arriba. Tampoco existen los llamados líderes ganaderos. No hay. No se ven. No se siente. Los ganaderos no perciben los beneficios en sus bolsillos. Los pequeños y medianos ganaderos están excluídos de toda clase de percepción gananciosa. Las utilidades millonarias se quedan en el limbo.

Si a estos llamados líderes se les pidiera que reunieran mil miembros en 24 horas, no lo harían, así les dieran transporte y dinero, porque no tienen capacidad de convencimiento sobre ellos y porque en el fondo son despreciados. Cuando un supuesto líder se prolonga demasiado lo desgasta el tiempo, se convierte en aborrecible y deja de ser ya no un líder sino un simple representante ante el poder público, donde casi a todos poco a poco le van integrando su carpeta de investigación porque se supone que todos lucen manchas, manchitas o manchotas deshonestas, por mucho que se jure que son limpios. Los líderes petroleros de la zona sur sufrieron persecuciones, uno se suicidó, el tata poderoso fue encarcelado y vilipendiado. El actual están por retirarlo.

El dirigente nacional del SNTE fue impuesto por el gobierno para servir de alfil ridículo. Nunca fue líder de los maestros. Era mozo de estribo de Elba Esther Gordillo. Es un utilitario del poder. Es una bazofia, una basura representativa. La rebelión de los profesores ha sido la constante ante un cinismo degradante. Por ese tono andan casi todos los llamados líderes. No se sienten los líderes independientes. Nos quedamos con los líderes históricos porque México sigue siendo un país huérfano de líderes.

Líder es aquel que actúa determinantemente en las bases de la sociedad. El que encabeza, el que conduce, el que guía con sabiduría. Líder es aquel que es capaz de renovar, que es creativo y que posee una imaginación fértil para transformar. Líder es el valeroso, el que reta con razón, el que no teme perder la libertad o la vida. Líder el que es capaz de inflamar los sentimientos de libertad y de justicia; el que con su voz vehemente o sus acciones honestas es capaz de poner de pie a los que de rodillas sufren la ignominia de los poderosos.