LA MUERTE DE LOS CACIQUES / Joel Vargas.

Joel Vargas.

Carlos Loret de Mola, el Viejo, quien fue editorialista de la revista Siempre! y gobernador del Estado de Yucatán, escribió un pequeño libro de noventa páginas que se llamó “Los Caciques”. El escritor y político yucateco en su interesante historia, hace una extensa clasificación y menciona al cacique bueno, al cacique malo, al cacique gordo y, claro, uno que otro cacique bruto y sanguinario que doblegaban a los rebeldes a su poder, mediante el temor y el terror. Concluye el señor Loret que México siempre ha sido un país de caciques, lo cual es cierto y preciso. Todos los presidentes de la República han sido caciques nacionales. ¿Quién puede oponerse a su voluntad?

Se recuerda la discusión anecdótica que sostuvieron Manuel Sánchez Vite, abogado y profesor y exdirigente de la poderosa Sección 9 del Distrito Federal, que en su condición de gobernador del Estado de Hidalgo, se enfrentó al presidente Echeverría quien le advirtió con energía que acabaría con su cacicazgo. Señor, dijo el exdirigente nacional del SNTE, proceda como usted lo decida, pero el cacique más grande de México es el presidente de la República. Sánchez Vite, compadre del Exoficial Mayor de la Secretaria de Educación, nunca  se retractó con todo y que Echeverría ya era presidente.

Todo México es una erupción de caciques, el presidente nacional es el número uno. Los gobernadores son caciques y disfrutan de sus satrapías sin reglas ni contenciones morales, sus acciones son esclavizar y robar. Los Senadores y Diputados son caciques en sus regiones de procedencia. Muchos alcaldes imponen cacicazgos temporales y algunos se van de largo. Todos los miembros del Poder Judicial son caciques, no obstante conocer las leyes. Todos los líderes obreros y burocráticos son caciques. Después, por supuesto, brotan caciquitos, cacicotes, caciquillos, en todos los puntos de la geografía política. Cada caciquillo se apropia de su parcela, de su ubre para mamar a doble cachete como becerro mañoso. El tiempo y la muerte son la medida de los cacicazgos.

Y es que el término cacique apareció en América hace más de quinientos años, casi a la par con los conquistadores españoles. Se llama cacique a la máxima autoridad de una comunidad aborigen o de un grupo numeroso de personas sometidas que permite que le mixionen la cabeza o que se la deyecten. Cacique era el término con el que se designaba a los jefes de las comunidades taínas de las Antillas, allá en las tribus caribeñas y jibaríes. Los españoles, al expansionar la conquista le llamaban cacique a cualquier autoridad indígena e igual que ahora existen cacicatos lo mismo que los amasiatos políticos, sin dejar de ser caciques. ¡Vamos a caciquear dicen los caciques, que es chingarse el dinero de los jodidos!

Los llamados reyes o emperadores aztecas eran verdaderos caciques, feroces tribales que desde que llegó al poder Acamipichtli no lo soltaron hasta la llegada de los conquistadores. Impusieron la herencia del poder hasta Moctezuma II, gobernante medroso incapaz de defender a sus súbditos. Si no hubiese llegado Hernán Cortés aún estuvieran en el trono. Fue una continuidad absoluta:

  • Acamapichtli, primer rey azteca (reinó entre 1376 y 1395)
  • Huitziláihuitl, el segundo rey azteca (reinó entre 1395 y 1417)
  • Chimalpopoca, tecer rey azteca (reinó entre 1417 y 1427)
  • Itzcóatl, cuarto reya azteca (reinó entre 1427 y 1440)
  • Moctezuma I, quinto rey azteca (reinó entre 1440 y 1469)
  • Axayácatl, sexto rey azteca (reinó entre 1469 y 1481)
  • Tízoc, séptimo rey azteca (reinó entre 1481 y 1486)
  • Ahuítzotl, octavo rey azteca (reinó entre 1486 y 1502)
  • Moctezuma II, noveno y último rey azteca (reinó entre 1502 y 1520)

Muy cerca en el tiempo aún refulgen cacique connotados que se encargaron en gran medida de asfixiar la democracia por muchas décadas. Por la línea de la CTM el sempiterno Fidel Velázquez estuvo cincuenta años en el poder. Su relevo, Joaquín Gamboa, murió en el poder. Por los electricistas, el más sobresaliente, Rodríguez Alcaine murió abrazando el poder con muchos años de cacique. Por el SNTE, el primer cacique fue José Robles Martínez, poderoso en el Instituto Politécnico Nacional, silencioso amplió su poder por muchos años.

Carlos Jonguitud Barrios fue cacique importante del SNTE, estuvo en el poder 17 años. Lo destituyó  la presidencia  de Salinas con la intervención servil de Fernando Gutiérrez Barrios. Su destitución fue ignominiosa. Cacique preminente del SNTE fue Elba Esther Gordillo, igualmente destituida por el poder presidencial de Peña Nieto, estuvo veinte años en el poder, aún sufre encarcelamiento por corrupción. Por los petroleros el cacique histórico fue Joaquín Hernández Galicia, era el dueño de PEMEX, fue destituido y encarcelado diez años por Salinas. Murió sin gloria sindical. Su relevo más conocido fue Carlos Romero Deschamps, veinticinco años en el poder, derrochando el dinero de los mexicanos.

Claro que existen caciques menores, no por ello menos importantes, con toda la sangre caciquil de los tlatoanis aztecas; la misma sangre de cacique de todos los que han pasado por la presidencia de la República. México es tierra de caciquees, pero ninguno sobrevivirá al tiempo y al final ominoso.