Las cosas no deberían ser así / Zaira Rosas

Por: Zaira Rosas

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Una mujer de avanzada edad se acerca a otra pidiendo dinero, repite la acción de mesa en mesa, algunos al ver sus años le dan una moneda, otros la ignoran, ¿Qué harías tú? Si bien hay muchas personas en las calles pidiendo dinero ya sea por explotación o por negocio propio, también hay muchas otras que verdaderamente lo hacen por necesidad. Algunos ancianos se han visto en la necesidad de pedir una caridad porque carecen de una pensión que les permita mantenerse, he visto a mujeres y hombres totalmente abandonados en la miseria rogando por un poco de ayuda, la cual no siempre llega porque desgraciadamente ya no queremos ver o perdimos la confianza.

Pero no sólo se trata de personas de la tercera edad, el problema también se presenta en niños que deberían estar en la escuela y no trabajando forzadamente, ya sea en las calles u obligados a prestar otro tipo de servicios. Están sufriendo nuestros adultos mayores, los jóvenes y los niños. Lamentablemente la situación no es exclusiva de unos cuantos, sino de más de 90 millones de mexicanos, de los cuales 53 millones se encuentran en condiciones de pobreza.

La gente no tiene acceso a una vida digna donde al menos pueda tener las garantías de salud, alimentación y educación. Llevar una alimentación balanceada y saludable es realmente costoso, pero lo es más enfermarse, pues sin el acceso a sistemas de salud pública para muchas familias es casi imposible acceder a este servicio de forma privada y por si lo anterior no fuese suficiente pongamos en la ecuación al sistema educativo, conforme se escala en grados escolares la continuidad de los alumnos disminuye, quizás porque cuando se tiene que decidir entre un bocado y el cuaderno es evidente hacia qué lado se inclinará la balanza.

Entre los estados con mayor rezago social se encuentran Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz, no es casualidad que además la mayoría de estos estados atraviesa una ola terrible de inseguridad, porque la inconformidad social va de la mano con problemas mayores, pero pese a ello la sociedad sigue dormida, esperando que si no es un partido sea otro el que le salve como si con cambiar de mandato fuese suficiente para implementar verdaderamente acciones.

Trabajar ya no es suficiente para mantener un nivel de vida digno, de acuerdo a la UNAM, hace 30 años trabajar 5 horas era suficiente para pagar la canasta básica, hoy 24 horas no alcanza para costear los gastos, quizás por ello cada vez son más las personas que pueden volverse blanco fácil del crimen organizado, principalmente en zonas donde la violencia es ejemplo y la pobreza sólo se esquiva participando en actividades delictivas, para muchos jóvenes es más sencillo inscribirse a una pandilla y tener ingresos inmediatos que inscribirse en una institución y tratar de encontrar oportunidades de crecimiento.

¿Cómo podemos tratar de frenar lo anterior?, la tarea comienza en dos frentes, desde el gobierno son necesarias políticas públicas reales, que fomenten mejores tejidos sociales y que implementen educación de calidad. La educación puede ser uno de los principales ejes de cambio, pero no basta con educarse en las aulas, el trabajo siempre es colaborativo, la educación comienza desde casa, igual ocurre con la salud.

Los hospitales en México están repletos de personas con diabetes y problemas renales que pudieron evitarse con una buena cultura de prevención, pero no todo mundo tiene acceso al conocimiento que le permita alimentarse adecuadamente, quizás el 22% de la población que tiene todas la necesidades cubiertas puede contribuir en menor o mayor manera compartiendo un poco de sus privilegios, desde dar una comida a quien la necesita cuando es posible hasta siendo padrinos de la educación de algún niño, hay pequeñas acciones que para el común de la gente pueden parecer insignificantes pero para muchas otras realmente significa un cambio de vida.

De momento comencemos a forjar de la mejor forma posible a nuestros niños, para que el día de mañana no sean el objetivo de organizaciones delictivas y sobre todo no nos olvidemos de las generaciones que tanto nos han dado, si podemos ayudar en algo por mínimo que sea hagámoslo, es la cadena de buenas acciones la que puede romper círculos viciosos.