? La Contraparte | Óscar Pedro Reyes Castelán
? Lunes 5 de junio de 2017
? No se recuerdan comicios municipales tan desaseados y violentos en la historia de Veracruz como los de ayer, con al menos dos muertos (uno en Mixtla de Altamirano, Alfredo Tlaxcaltecatl Xochiquiquisqui, y otro en Catemaco, Fermín Hernández Mendoza; además de un baleado grave en Soconusco) y un sinnúmero de heridos, incluidos los priistas desalojados a macanazos por la Fuerza Civil por un plantón que hacían frente al INE en el puerto de Veracruz, y una insólita agresión verbal entre candidatos que, a ese grado, sólo es comparable a la que se presentó en la elección de gobernador del estado el año pasado entre los candidatos del PRI que perdió y del PAN-PRD que la ganó. Fue tal la disputa por el poder municipal que, también, es la jornada electoral con mayores irregularidades que se recuerde, con descarada compra de votos con dinero denunciada en muchos lados, además de despensas, láminas, cemento, varilla y ladrillos repartidos en exceso que nadie detuvo, con excepción de la detención por la PGR del funcionario electoral que sustrajo y vendía boletas originales del OPLE en San Andrés Tuxtla, cuyos vínculos no se dan a conocer, y la detención de siete provocadores en Tlacotalpan. ¿Qué está en juego? No es solamente una presidencia municipal, implica el control político del territorio municipio por municipio para que, el partido que más gane, incline la balanza a favor del próximo candidato a gobernador por ese partido y, sobre todo, por el que será aspirante a la Presidencia de la República; después del resultado electoral del estado de México, el voto de Veracruz puede equilibrar o gravitar para el triunfo o la derrota de los tres partidos políticos de mayor peso en el país: PRI y PAN con sus aliados, y Morena con Andrés Manuel López Obrador, solo o con los partidos de izquierda que se le sumen. Tal es la circunstancia. De ahí esa lucha encarnizada que se vio ayer y que no se limitó a una decena de municipios, si bien en éstos fue con mayor intensidad, es preámbulo de lo que sigue a nivel estatal y federal. Al margen de las tendencias que arroje el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que a la hora de redactar esta reflexión aún no se daban a conocer, la de ayer fue una elección muy cuestionada, sobre todo porque la autoridad electoral, el OPLE, también resultó severamente criticada al verse rebasada u omisa para intervenir y frenar las ilimitadas irregularidades que se cometieron. +++ Ayer el presidente de la Canirac en la zona Veracruz-Boca del Río, Daniel Martín Lois, informó que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares determinó desechar la llamada ley seca y dejar sin efecto la prohibición de vender bebidas alcohólicas en restaurantes durante la actual elección municipal. El propio presidente de los restauranteros lo dijo claramente: “A partir de este momento se puede vender a comensales sin ninguna preocupación y/o afectación” para esos negocios. Claro, deberá respaldarse con un decreto. Bienvenida esa disposición, pues ha resultado lesiva para la industria turística al no poder vender bebidas alcohólicas a sus clientes. En tiendas de autoservicio y bares, desde luego, la prohibición debe continuar. +++ Otro incidente en esta elección fue la amenaza de bomba, ayer, en el hotel Double Tree By Hilton del puerto jarocho, donde se instaló el bunker del candidato del PAN-PRD a la alcaldía, Fernando Yunes Márquez. Al final resultó una broma, una “bomba yucateca”, aunque por precaución debieron evacuar el edificio todos los huéspedes y empleados que minutos más tarde retornaron a las habitaciones después de que las autoridades revisaron todo el lugar y determinaron que no había ningún peligro. +++
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