Cuando el arte se vuelve vida

No puedo dejar de pensar en las muertes que nos ha costado la indiferencia, en las injusticias cometidas contra activistas y periodistas, los feminicidios, el crimen organizado valiéndose de la pobreza para incrementar sus intereses y los múltiples atentados en el mundo que constantemente invaden las noticias, sin embargo considero que en medio de tanta muerte y dolor siempre necesitamos esperanza, nuevas ilusiones y elementos que nos permitan construir nuevos sueños, luchar hasta alcanzar esos ideales por utópicos que parezcan.

En la semana tuve la oportunidad de abstraerme por un momento, disfrutar durante dos horas de uno de los que para mí ha sido de los mejores espectáculos del año “El hombre de la mancha”, musical inspirado en la vida y obra cumbre de cervantes. Las canciones interpretadas por el elenco, además de trasladar al espectador a la antigua España tienen un don maravilloso al igual que la novela de Don Quijote de la Mancha, recordarnos que el bien siempre triunfa sobre el mal, pero el triunfo cuesta, duele y en ocasiones tarda, mas tal victoria no llega si nos centramos en las adversidades de la vida y la incapacidad de muchos para actuar con ética y bondad.

¿Qué sería de Cervantes sin su Quijote, de García Márquez sin Macondo, de Juan Rulfo sin Pedro Páramo o su fotografía, de Frida Kahlo sin su pintura o de Da Vinci sin sus pinturas?, todos ellos y muchos otros descubrieron que el arte es vida, pero también conocimiento y en múltiples ocasiones ha sido el medio ideal de denuncia, tal como lo fue el Guernica de Picasso. Mencionando a grandes figuras de distintas artes no quiero pecar de snob y limitar la apreciación del mismo a ilustres de la historia, sino recordar e invitar a todo lector a por lo menos hoy o cualquier día, disfrutar de los colores en el paisaje, apreciar de una pieza melódica o las melodías naturales del entorno, conocer otros mundos a través de un libro e imaginar historias antañas o presentes con la pintura o la fotografía.

Pero si la intención del lector es ir aún más allá, le invito a tomar una cámara, una pluma o pincel, pues en momentos desesperados y de dolor es cuando el arte se vuelve vida y más necesitamos expresar lo que otros intentan callar, o tratar de imaginar, a compartir sus pasiones con otros e impulsar una sociedad donde podamos disfrutar de la vida, confiar en los demás y apoyarnos simplemente por el hecho de ser seres humanos.

Al igual que la lectura no se disfruta por imposición, el arte no se disfruta con teorías profundas, es un amor natural que conforme crece se vuelve más profesional, en mi caso quizás surgió gracias a mi madre, quien constantemente pese a nuestra falta de conocimiento de la lectura nos contaba las historias del caballero de la triste figura, o por los recorridos que nos daba en fines de semana para apreciar parques y museos, o las visitas a la librería que mi papá siempre motiva.

He visto a niños transformar su comportamiento gracias a la música, lugares en México y el mundo han visto modificado positivamente el espacio gracias a murales que llenaron su entorno de color, tengo la certeza de que los días de muchos son mejores cuando realmente se goza de un libro o una película, de que el Guernica fue una de las mayores denuncias que una figura como Picasso pudo hacer durante la Guerra Civil Española y que si bien el mundo duele tanto, las heridas sanan, pero para ello siempre hay que buscar la forma de protegerlas y no incrementarlas, hoy creo firmemente que a través de distintas artes podemos comenzar a mejorar un poco nuestro país.

Y esta semana quiero dedicar la columna a uno de mis artistas favoritos, quien sin saber leer siempre quiso conocer todo sobre historia, a quien me ha transmitido su pasión por la música y hemos compartido tardes pegados a distintos libros, a veces por placer otras por necesidad: Mi hermano, el hombre que pese a su gusto por las notas y acordes encontró una pasión igual o mayor en la medicina y la entrega de sus conocimientos y habilidades para el bienestar de los demás. Hazel, gracias por ser mi cómplice en las luchas contra molinos simulando gigantes, por las odiseas que no precisamente han sido las de Ulises, eres orgullo de nuestra familia y un gran ejemplo de que el trabajo constante por los sueños es lo que los vuelve realidad.