Trabajar en el siglo XXI

En la era del emprendimiento, la evolución digital, la globalización y donde las nuevas generaciones no encajan en los clásicos moldes de trabajo y exigen otro tipo de condiciones para desarrollar su potencial, ser más creativos y corroborar que la productividad puede ser mayor bajo nuevos esquemas, es necesario hablar de qué significa trabajar en este tiempo, qué seguimos haciendo mal, qué podemos retomar de los consejos de Millennials o los emprendedores que han alcanzado la cima desafiando los sistemas de antaño y sobre todo, qué hemos de rescatar las nuevas generaciones de años de experiencia.

México es uno de los países con salario más bajo en América Latina, recientemente celebramos el día del trabajo, el puente le vino bien a más de uno, pero las condiciones laborales de manera general hace que la mayoría de personas tenga que trabajar aún en este día, lo cual no está mal, el verdadero problema yace en las condiciones bajo las cuáles laboran muchos mexicanos, la falta de formalidad debido a la carencia de salarios dignos en gran parte de los empleos, las constantes violaciones a derechos humanos o la discriminación por discapacidad o género.

Pese a que los niveles de desempleo han disminuido, esto se ha logrado con empleos precarios, es decir con salarios ínfimos o no aptos para la capacidad o preparación del empleado. Hay quienes consideran que son demasiadas las instituciones que en la actualidad ofrecen educación superior en contraste con el número de empleos adaptados a los profesionistas generados por las empresas, yo me atrevería a decir que el problema no está en cada vez más egresados y menos fuentes de trabajo sino en la calidad de la educación que brindan las instituciones, considero que si los empleadores no colaboran de manera directa con las universidades difícilmente tendrán a los empleados con las características idóneas para diversos puestos, aunado a ello la situación económica lleva a muchos a simplemente trabajar y hacer uso de sus habilidades y conocimientos en la vacante que encuentren disponible.

Pero la especialización, creatividad y emprendimiento es otro tema, que urge incentivar de la mejor manera entre los jóvenes, erróneamente hay quienes consideran que ser emprendedor es la solución perfecta al hartazgo laboral, si bien los modelos de dirección de antaño no funcionan para todos, tampoco se ha encontrado la clave del éxito en renunciar a un trabajo seguro para montar una empresa sin tener idea de los principios básicos de administración.

Erróneamente generaciones hemos creído en ejemplos como Steve Jobs, Mark Zuckerberg o distintos ídolos en Silicon Valley que dejaron de lado la universidad para dirigir sus ahora millonarias compañías, por ello personas como “La Mars” han creído que basta con tener un sueño para triunfar, y no. Los sueños son el comienzo, pero se necesita mucho esfuerzo para lograr alcanzarlos, ser consciente de que el camino puede ser más difícil que seguir órdenes de un jefe. Un amigo sabiamente me decía: “emprender desde tus propias ideas no es para todos, a veces tiene más mérito buscar un trabajo seguro y crecer en él que perseguir un sueño sin la preparación necesaria”.

Si bien la informalidad ha sido la solución de algunos para obtener mejores salarios, también los ha privado de otros beneficios como un seguro, mientras hay jóvenes creyendo que el futuro está en otras formas de trabajo y empresas aferradas a traducir horas de cansancio en productividad, seguimos sin prestar atención a los verdaderos avances. México tiene talento que en ocasiones se fuga a otros países en busca de grandes oportunidades, pero con suerte algunos ejemplos se quedan o vuelven para darnos valiosas lecciones.

Autores como Malcolm Gladwell señalan que el éxito sólo se logra con la experiencia y aproximadamente 10 mil horas de práctica en lo que sea que deseemos ser expertos, si tradujéramos esto al desarrollo del país debemos practicar mucho más la investigación, el fomento a la educación de calidad y no solo en cantidad, el apoyo a la cultura y el diálogo entre las industrias y las escuelas, fomentar la creatividad y la comunicación para que los empleos crezcan conforme a las necesidades de la sociedad. Que este 1° de mayo haya servido para recordar dónde estamos y hacia dónde queremos llegar.