Crónica de una caída anunciada

Una semana antes de las elecciones del 5 de junio del año pasado, escribí en esta columna que se publica en distintos medios de comunicación impresos y digitales:
“Tomando como base los sondeos que he llevado a cabo de manera directa, estoy en condiciones de anticipar, a las 13.13 horas del lunes 30 de mayo, que, si no sucede el milagro para Héctor y no da la sorpresa Cuitláhuac, el elegido será Miguel Ángel Yunes”.
–Este pronóstico se cumplió al pie de la letra y marcó el principio del fin de Javier Duarte.
Días después comenté en esta columna:
“Pues bien, de acuerdo a fuentes fidedignas que por ningún motivo puedo revelar, les adelanto a mis lectores, amigas y amigos, que Javier Duarte de Ochoa y varios de sus colaboradores más cercanos, serán procesados y llevados a prisión.
Este somero comentario he terminado de redactarlo el lunes 13 de junio, a las 13.13 horas”
–Javier Duarte, Bermúdez, Flavino, Audirac y otros ya fueron detenidos.
En mi cuenta de twitter expresé el 11 de julio de 2016: “Javier Duarte podría dejar la gubernatura antes de noviembre y sería un triunfo de Miguel Ángel Yunes”.
–Tres meses más tarde de este vaticinio, el 11 de octubre, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, le informó que tenía que dejar el cargo. Al día siguiente, Javier Duarte de Ochoa pidió licencia para separarse de la gubernatura de Veracruz.
¿Qué sigue?
Se habla ya de que puede ser sentenciado a por lo menos 50 años de cárcel.
En vez de pudrirse en vida en prisión, más le vale regresar el botín, equivalente a miles de millones de pesos que pertenecen a los veracruzanos, pedir perdón y que le reduzcan la pena, tomando en cuenta que es un hombre joven.
En caso contrario, saldrá del reclusorio como de 90 años de edad y enfermo, si soporta el cautiverio y no muere adentro.
Así que, asesores, abogados, familiares, amigos, de Javier Duarte, si aún le quedan, sugiéranle que más le conviene negociar y devolver lo que se llevaron él y sus cuates, a cambio de que les reduzcan las penas.
Así, el epílogo de esta crónica desembocaría en un final feliz para Veracruz, que recuperaría lo suyo. Javier Duarte y socios recibirían su castigo… y sanseacabó.
Después de junio, les adelantaré el posible desenlace de este drama de la vida real.